Hoy todo el mundo escribe su experiencia al obtener un nuevo producto, por lo mismo esta vez me atreví a describir el cambio en mi día a día, pasando de un MacBook Pro retina a un iPad Pro desde el cual redacto esta nota.
Soy diseñador gráfico de profesión, sin embargo, llevo muchos años trabajando además en el ambiente informatico, desde redes, soporte, innovación y asesoramiento de soluciones TI para pequeñas y medianas empresas.
Actualmente trabajo en el área de las comunicaciones de una empresa importante de la ciudad y en esta he podido ampliar más mis capacidades al poder acceder a nuevas tecnologías y servicios.
En mi día a día mi fiel compañero de labores como les comentaba, era mi MacBook Pro retina, una máquina extraordinariamente potente, rápida y ligera, con la cual desempeñaba mis labores cotidianas de ofimática, desarrollo y diseño. Al pasar el tiempo y con los avances de las aplicaciones móviles, me di cuenta que existe una parte importante de actividades que realizaba desde mi celular, y que mi MacBook Pro solo lo requería para aquellas tareas específicas de diseño y desarrollo, no así para temas informáticos, los cuales he aprendido a resolver con la ayuda de mi celular, si un iPhone en su versión Plus, lejos una maravilla de dispositivo.
Cuando pase al MacBook Pro retina, una de las primeras cosas que aprendí a potenciar, fue el trabajo con la nube, el tener todos mis archivos sincronizados entre dispositivos a través de servicios como iCloud Drive, Mega, Dropbox y Drive, lo que me ha permitido no depender de discos externos o pendrives para portar un gran volumen de datos. Sin duda todos estos cambios han logrado estructurar eficiencia y optimización de recursos, bastando solo una conexión a la red y Voila!
Con la salida del iPad Pro, comencé a estudiar la posibilidad de migrar mi funcionamiento diario a un dispositivo que simplemente destaca, diseño, rendimiento, portabilidad y lo mejor de todo con una autonomía en cuanto a batería impresionante. Esto no era todo lo que me asombraba, sino que además en esta oportunidad este no vendría solo, acompañado con un lápiz para dibujar, tomar apuntes y otras hiervas, se transforma en todo lo que había buscado en el último tiempo en un dispositivo móvil. Como buen diseñador, me fascina dibujar y poder llevar algunos trazos a mano en algunos de mis trabajos.
En estas primeras semanas de uso he podido realizar todas mis tareas cotidianas de una forma simple y sin extrañar mi MacBook Pro, el cual no he dejado de lado por completo ya que existen aún, ciertas labores que requieren sin duda un mayor rendimiento, pero estas quedan programadas para el final del día, cuando llego a casa y solo me toman un momento, ya que el resto de mi trabajo ha sido realizado durante mi jornada de trabajo con el iPad Pro.
Algunas de las actividades realizadas con el iPad Pro, actualmente son:
- Correo electrónico
- GTD
- Gestión de redes sociales
- Diseño y programación de Newsletter corporativos
- Administración de sitios web gestionados com WordPress
- Respaldo de servidores a través de CPanel
- Diseño de Mockups para nuevos proyectos web
- Navegación web
- Video conferencia
- Diseño de presentaciones en power point y keynote
- Elaboración de planillas de cálculo en excel y numbers
- Documentos con word y pages
Este iPad Pro cuenta con 32GB de almacenamiento, una pantalla de 9,7″ de increíble definición, cla que tiene más brillo y menos reflejo en el mundo, usa el mismo espacio de color que la industria de cine digital 4 parlantes, entregando un sonido estéreo bastante agradable para acompañar así el desarrollo de mis actividades, lo acompañe del Apple Pencil, un lápiz cómodo con una buena autonomía de batería, este entrega una gran definición en el uso, casi tanto como el papel en algunas ocasiones.
En resumen ha sido una excelente transición de Mac OS a iOS, sin problemas, aprendiendo nuevas técnicas y formas de organizar mi vida digital, haciendo uso extensivo de la nube, sin preocuparme de respaldos y lo mejor es que con 1 solo dispositivo, estoy realizando todas mis labores diarias de trabajo.
Juan Pablo Salgado Anoni 
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